COMMUNITY AND COMPASSION: THE TRUE MEASURE OF FAITH

COMUNIDAD Y COMPASIÓN: LA VERDADERA MEDIDA DE LA FE

26º Domingo del Tiempo Ordinario

Las lecturas de esta semana resaltan la importancia de la comunidad y cómo la riqueza y la conducta moral desempeñan un papel fundamental en la construcción de sociedades y comunidades. Vemos las obras de Dios y cómo se vale de personas inesperadas para hablarnos, ayudándonos a reconocer la seriedad y la justicia a las que estamos llamados a servir.

En Números (11:25-29), todos estaban reunidos para la asamblea, incluyendo a los 70 ancianos de la tribu. Curiosamente, dos hombres que no formaban parte de la asamblea comenzaron a profetizar tras ser poseídos por el Espíritu. Le contaron a Moisés lo que estaba sucediendo y le pidieron que los detuviera, pero Moisés respondió: "¿Tienen celos por mí?".

En Santiago (5:1-6), se advierte a los ricos que todo lo que poseen llegará a su fin. Su oro y plata se corroerán, y por haber sido injustos con sus trabajadores y solo buscar acumular tesoros, serán condenados y sus tesoros desaparecerán.

Marcos (9:38-48) resume estas dos primeras lecturas con el pasaje donde Juan le dice a Jesús que alguien está expulsando demonios en su nombre y que intentaron detenerlo porque no era uno de sus discípulos. Pero Jesús les dice: «No se lo impidan. Nadie que haga un milagro en mi nombre puede hablar mal de mí. Todos serán recompensados». También advierte que quienes actúan injustamente deben eliminar cualquier cosa que les haga pecar, pues es mejor entrar en el Reino de los Cielos sin una parte del cuerpo que ser expulsado por no arrepentirse.

¿Quién de nosotros ha hablado mal de otra persona? ¿Quién ha tomado algo que no le pertenece y lo ha conservado como propio? Si es así, deberíamos cortarnos la lengua y la mano para pagar por nuestra culpa. Pero si así fuera, millones de personas quedarían sin pies, manos, ojos, lengua, etc. Nadie estaría completamente intacto, pues todos, de una u otra manera, no cumplimos con la voluntad de Dios.

Pero Jesús habla de las injusticias que cometemos contra nuestro prójimo: difundir chismes y calumnias, mostrar falta de respeto, ignorar las necesidades, despreciar a quienes piensan diferente, alejarnos cuando vemos a alguien sufrir, burlarnos de los que están luchando o pensar: "Eso es lo que merecen por ser quienes son". ESTO no es de Dios.

Dios quiere que veamos a todos como Él nos ve: sin prejuicios, sin condiciones, sin limitaciones y sin condenación. Cuando aprendemos esto, nos convertimos en profetas de Dios sin necesidad de estar en la iglesia a diario. A veces, quienes más se jactan son los que menos caridad tienen con los demás.

ORACIÓN: Padre Eterno, gracias por tu amor. Te pido que tu Espíritu Santo me ayude a actuar aceptablemente ante Ti. Que tu Hijo, Jesucristo, camine conmigo en todo momento y me enseñe a ver más allá de mis ojos humanos, a contemplar tu creación y a verte en cada persona que encuentro a diario. Que no vea lo que el mundo condena, sino al ser que amas. Amén.

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