Durante mucho tiempo, pensé que me consideraba una persona espiritual, nada religiosa. Aunque crecí siendo un católico de pura cepa, e incluso fui seminarista durante algún tiempo en mi infancia, era, ante todo, un católico "cultural". Durante más de dos décadas, albergé la sensación de no depender de la asistencia a la iglesia ni de ser miembro activo para seguir siendo una buena persona, siempre esforzándome por ser moral y éticamente correcta. A principios de 2021, algo me llamó de nuevo a la iglesia y comencé a asistir de nuevo, cada dos domingos, tanteando el terreno de la fe sin darme cuenta de que la turbulencia me atormentaba.
Había trabajado para una iglesia católica y ayudé a abrir una tienda de regalos que resultó ser muy exitosa durante más de una década en la Iglesia de San José, en Hawthorne, California. Por casualidad, mi anterior proveedor apareció en mis redes sociales una vez, a finales de 2021, y me dijo: "Pensé que habrías seguido tu instinto y habrías continuado con una tienda de regalos después de que el nuevo sacerdote cerrara la tienda y hubieras abierto la tuya propia". Ignoré el comentario y seguí conversando. Él reformuló su declaración: "Puedo ayudarte a abrir tu propia tienda. Encuentra un lugar que creas que ayudará a la comunidad; tal vez se necesiten artículos religiosos". Pensé que estaba bromeando. Pero disfruto investigando y descubrí que solo había una tienda en Long Beach, con un horario muy limitado para el público, rara vez vendían productos en español y el lugar más cercano para comprar un artículo era el mercadillo o el centro de Los Ángeles.
La mercancía estaría ahí, pero no se necesitaría conocimiento del producto, especialmente artículos que se alineen con la fe y la tradición católicas. Así que la investigación y la oferta me llevaron a evaluar las finanzas y las posibilidades para crear un espacio único y diferente a todo lo existente, cercano al servicio que había ofrecido durante más de diez años, pero sabiendo que era mío. Así nació un nombre: Tiendita San Juditas. Y ahora, cuesta creer que hace tres años, en mayo de 2022, esta pequeña tienda abrió sus puertas por primera vez. Y mi corazón rebosa de inmensa gratitud al reflexionar sobre cómo una visión, nacida de un poco de miedo e incertidumbre, ha florecido en una próspera tienda de regalos católica y en una comunidad vibrante y diversa. ¡La prueba está en estos tres años de trabajo continuo!
En estos últimos tres años, hemos tenido el inmenso privilegio de servir a nuestra comunidad local y de llegar a todo Estados Unidos, ¡enviando pedidos a 45 estados! Es realmente conmovedor ver cuán lejos puede llegar el mensaje de fe. También hemos visto crecer nuestra presencia en las iglesias locales, y nos sentimos muy bienvenidos y acogidos en este espacio sagrado. Debo admitir que una de las mayores alegrías de estos tres años ha sido la oportunidad de conectar con tantas personas increíbles. He conocido a personas de todos los ámbitos de la vida, cada una en su propio camino espiritual. Y en cada persona, veo un profundo anhelo por Cristo y su mensaje. Es en estas interacciones que veo el sacrificio de Jesús en la cruz cobrar vida, día tras día. El poder del Espíritu Santo es palpable, manifestado a través de innumerables testimonios inspiradores. Como yo, muchos están regresando al catolicismo y muchos abrazando la fe de nuevo. Ahora sé que cuando Dios llama, lo hará de maneras inesperadas. Tal vez la vida clerical no era para mí, pero como miembro laico activo de mi parroquia, puedo admitir de todo corazón que mi vocación es estar al servicio de aquellos que buscan a Dios o simplemente necesitan un don significativo que perpetúe la tradición y la cultura.
Existe un profundo aprecio por compartir conocimientos y catequizar, al igual que San Judas Tadeo, nuestro santo patrón. Y nuestra convicción es firme: la fe debe perdurar, y nos dedicamos a ayudarla a florecer. Claro que, como en los nuevos negocios, aún enfrentamos incertidumbre y dificultades durante las temporadas de poca actividad, pero mientras la fe permanezca en quienes la buscan y la fomentan, mantendremos nuestras puertas abiertas mientras Dios lo desee.
Hemos participado indirectamente en la celebración de muchos sacramentos durante estos tres años, compartiendo sus momentos más alegres y espirituales. Por todo esto, solo podemos expresar un rotundo GRACIAS A TODOS Y CADA UNO DE USTEDES . Su apoyo incondicional, sus atentas recomendaciones y sus amables reseñas han sido la piedra angular de nuestro crecimiento y éxito.
¡Dios los bendiga a todos!
