CRECIENDO EN EL ESPIRITU 3 Y 4
CRECIENDO EN EL ESPIRITU 3 Y 4
Creciendo en el Espíritu 3 y 4 – Comunidad de San Juan Bautista
Después de haber asistido a algunos cursos especiales para los maestros de iniciación, y debido también a las distintas necesidades de nuestro medio, nos hemos resuelto a hacer un nuevo manual, en el que hemos procurado conservar lo bueno que hemos aprendido tanto con la experiencia de estos cinco años, como de los padres y personas más experimentadas.
Comunidad de San Juan Bautista. Esta serie de cursos es para aquellas personas que tienen el deseo de crecer en Jesucristo. Para encaminar a la persona a dar los primeros pasos en la vida del Espíritu, por una más generosa apertura al Espíritu Santo.
Instruir a la persona en las bases fundamentales de una vida de oración y de frecuentación de la Sagrada Escritura. Afirmar a la persona en su vida de fe y relación con el Señor Jesucristo en la vida de la Iglesia.
Sentido de la vida espiritual
Somos seres espirituales, es decir eternos. El espíritu no muere nunca. “El espíritu es el que da la vida, la carne no aprovecha para nada”
Estamos hechos a imagen y semejanza de Dios: Es decir un espíritu divinizado. Esta semejanza es filial: Somos sus hijos. Somos templos del mismo Dios: “el Reino de Dios está dentro de vosotros” “Dios habita en nuestros corazones”
Todo esto da mucho qué pensar. Si todo esto es verdad, sería interesante valorar qué tanta atención, tiempo y cuidado damos a nuestra vida espiritual, es decir a nuestra vida eterna. Qué responsabilidad tan grande, como padres de orientar adecuadamente a nuestros hijos de cara a esa eternidad, de asegurar que ese hijo llega a su fin último habiendo cumplido con aquello que le permita llegar a la meta para la cual fue creado.
Haber dado más o menos comodidades, medios de formación intelectual, posibilidades de un desarrollo deportivo de calidad, medios de diversión y descanso es relativamente importante, pero haber descuidado la vida del espíritu, mantener anémica el alma de nuestros hijos, aunque sus cuerpos estén sanos y rollizos es un riesgo terrible y un cargo de conciencia que si tuviéramos la capacidad de entender la gravedad del mismo, ninguno quisiéramos tener.
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